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domingo, 28 de octubre de 2018

¿Por qué odiamos las reuniones familiares? 5 RAZONES

Odio las reuniones familiares
No lo niegues, todos odiamos las reuniones familiares
Las reuniones familiares son eventos que, tanto en la vida real como en la ficción, generan tirria y aburrimiento en quien las experimenta.

Aunque sea políticamente incorrecto reconocerlo, las reuniones familiares apestan, en especial cuando acontecen los domingos. Sin embargo, es un tema que normalmente es abordado solo en programas humorísticos, ya que en espacios reales está mal visto detestar dichos eventos. ¿Qué tan miserable tienes que ser para odiar la presencia de los tuyos? Valgan verdades, medio mundo odia reunirse con sus familiares y nadie tiene que sentirse culpable. Aquí las razones:

1- Debes ser un encanto de persona

Como se trata de familiares que no ves con la misma frecuencia que a los demás, está la regla implícita (o a veces demasiado explícita) de pulirte y portarte de una forma excelente. Debes desaparecer tus molestias, tu cansancio acumulado durante la semana, las pocas ganas de conversar o mirar a todos a los ojos, etc. En cierto sentido, no puedes ser tú mismo durante toda una tarde.  

2- Los familiares pesados

Todos tenemos a alguien a quien es más fácil querer cuando menos lo vemos. Ese es el caso de las suegras, primos lejanos, algunos tíos, cuñados, etc. Con ellos, muchas veces solo queda esperar indirectas o una que otra confrontación. ¿Quién no quisiera evitarlos? Lo peor es que, por más que tú quieras llevar la fiesta en paz, ellos pareciera que no.  

3- Los sábados o domingos

Sí, las reuniones familiares son eventos bastante incómodos, pero lo que los hace menos llevaderos son los días escogidos. Un sábado quieres pasarlo bien con las amistades o tirado en el sofá viendo Netflix, no reunirte con un montón de pelmazos que ya ves en Navidad y en los cumpleaños de los abuelos. Ni qué decir del domingo, día cansado y aburrido por excelencia, donde quisieras evitar actividades que fortalezcan ese abatimiento. 

4- Las preguntas incómodas

A menudo dirigidas por algunas de las mismas personas mencionadas anteriormente: Si eres niño o adolescente, "¿qué tal el colegio?", cuando saben que eres malo en matemáticas; si eres joven, "¿y qué tal la novia?", cuando nunca has tenido una o acabas de romper; si eres adulto en toda regla, "¿cuándo la boda?", cuando el casamiento no forma parte de tus planes; si estás casando, "¿cómo va todo?", cuando la única razón por la que no te divorcias es para no perder el techo y la custodia de los hijos. Y así.

5- La hipercopresencia

Cuando llevas varias horas bajo la presencia de cierto número de personas, estando en continua conversación, contacto visual, etc, es normal que lleguen a hartarnos. Ese es un estado psicológico conocido como hipercopresencia, donde cualquier persona, incluso quien más quieres, se puede hacer insoportable. El problema es mayor en las reuniones familiares, donde todo está pautado, debes mostrar la mejor versión de ti mismo y no irte del lugar.

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Whisper

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