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viernes, 9 de junio de 2017

5 mitos descabellados y graciosos del embarazo


No todo es oro en lo que conocemos como sabiduría popular. Muchas veces también hay "joyitas" que solamente son para recordar con una sonrisa en el rostro. Esta vez haremos un repaso de las más simpáticas pero descabelladas creencias en torno al embarazo.

1- El hijo saldrá feo si la madre ve algo feo durante la gestación


Para bendición de muchos y desgracia de otros, la belleza o fealdad física de una persona está determinada en gran parte por los genes, no más. Pero por otro lado ¿quién cree que existan bebés feos?

2- Es mejor no bañarse durante el embarazo porque el agua le puede entrar al bebé

Nevermind (Nirvana)

Un baño caliente (pero no demasiado caliente) siempre es muy relajante, en especial para una embarazada en las etapas finales. Este se puede realizar con total despreocupación porque la entrada al útero está protegida por una resistente capa de mucosidad.

3- No escuchar música durante el embarazo hará que el hijo salga sordo


Aunque es posible que el niño pueda disfrutar de cierto tipo de música en el vientre, lo cierto es que la capacidad auditiva recién empieza a manifestarse como tal una vez que se dio a luz. No tienes que preocuparte si no eres muy dada a acompañar tus actividades con música, eso no entorpecerá el desarrollo de los oídos del bebé. 

4- Si le engorda la cara, será niña. Si le engorda el trasero, será varón

Kim Kardashian

A diferencia de los mitos anteriores, este no tiene sentido alguno para ser creído en ninguna época ¿en qué presuntamente se basará? Las áreas con tendencia a engordar en una embarazada suelen ser las mismas que se engordan fuera de la gestación por sobrealimentación, sedentarismo, genética, etc. En pocas palabras, si engorda la cara o el trasero depende solo de las particularidades de cada individuo.

5- Si la embarazada ve un eclipse de luna, el niño saldrá con labio leporino


Esta creencia proviene de culturas antiguas, como la de los aztecas, que creían que el eclipse se producía porque algún dios había mordido a la luna. Por alguna razón pensaban que si eso lo veía alguna madre gestante, algo parecido le ocurriría al bebé. Un mito a todas luces que es difícil saber cuántos seguirán creyendo hoy en día.

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