Obao For Men, comercial que refleja con certeza y humor la vergüenza ajena que sienten nuestros ancestros al contemplarnos
Son pocas las verdades absolutas que nadie se atreve a discutir. Las redes sociales tienen sus propias verdades aceptadas. La más sabida es que sus usuarios buscan compartir lo mejor de si mismos para mostrarle al mundo que sus vidas son fabulosas. En ese afán hay tendencias que siempre han sido objeto de bromas y críticas por parte de sus propios ejecutores.
Otra cosa muy cierta es que muchas de esas tendencias serían consideradas inimaginables o incluso demenciales por nuestros abuelos o bisabuelos. Veamos las más populares.
El #foodporn no es nuevo. Fuera de las redes sociales la idolatría hacia la comida siempre estuvo presente. Las fotografías de grandes banquetes y postres son parte de revistas y programas televisivos desde hace varias décadas. No obstante, algo muy distinto es subir esa carne con fréjoles que te preparaste apurado antes de ir al trabajo; el pastelito de acelga al por mayor de esa panadería de la esquina; o lo que es peor, el combo de esa cadena de hamburguesas que le sirve lo mismo y con las mismas presentaciones a miles de personas al día.
Si nuestros antepasados alzaran la cabeza y vieran esto, pensarían que hemos avanzado poco, que hay una hambruna severa en toda el mundo occidentalizado que nos empuja a presumir algo tan básico para la vida.
Quizá lo único que impidió que nuestros antepasados sufrieran de selfitis es que las primeras cámaras fotográficas eran muy molestas porque requerían mucho tiempo de exposición, lo que significaba quedarnos quietos durante minutos. Por eso las fotografías se limitaron a situaciones por las que valiera la pena sufrir dichas molestias, como el nacimiento de un primogénito, la despedida de un ser querido que se mudaba o se iba a la guerra, o simplemente las ganas de inmortalizar con par de retratos la niñez y juventud de una persona.
Luego la situación mejoró pero había que gastar dinero comprando rollos y revelando, por eso, aunque las situaciones merecedoras de fotos aumentaron, igual hubo que racionar. A parte de las situaciones mencionadas anteriormente, se incluyeron graduaciones, fiestas varias, reuniones familiares, eventos y viajes.
Con la fotografía digital en cámaras y celulares, el deseo de tener fotos se hizo en extremo más sencillo, Sin embargo, sujetar la cámara e invertirla no resultaba tan cómodo a la hora de un selfie (además se carecía de cámara frontal), por lo que las fotos dedicadas al descarado culto personal no eran tan masivas. Fue a partir de aquí donde se popularizaron las fotos en el baño para este menester.
Todo eso cambió radicalmente con las cámaras frontales, los teléfonos inteligentes, tablets, etc. Sacarse una foto era pan comido. Satisfacer el ego resultó bastante cómodo e ilimitado. Es así que los selfies invadieron el internet. La tendencia "trascendió" eventos sociales o especiales, pues comenzamos a ver a chicas sacando fotos de sus caras desde que se levantaban de sus camas (literalmente) hasta que se iban a dormir.
Si nuestros antepasados vieran esto se horrorizarían y también echarían risas. Ellos (al igual que nosotros) dirían que se debe a un mero vació interior y narcisismo. Los más avispados (algún antiguo filósofo grecolatino) concluirían que el afán enfermizo por los selfies siempre estuvo en el ser humano, solo que las circunstancias tecnológicas lo contuvieron durante mucho tiempo.
Somos millones los cínicos que cuestionamos seriamente la felicidad que buscan transmitir otros millones al subir fotos de su pizza sabatina y sus madrugadas con netflix, adornadas con hashtags como #ILovePizza #PizzaWeekend #NetflixIsLive #NetflixIsLove #BestWeekend, etc. No tardamos ni un segundo en concluir que nadie les propuso ningún plan o se los cancelaron, y no les queda otra que engordar y malograr la circulación con comida y series, mostrando orgullo por ello como mecanismo de defensa para lidiar con el aburrimiento. Vamos, nuestros ancestros serían más criticones y crueles con esto.
#DogLovers, #catlovers, #petlovers... se les tomará un poco más en serio cuando pongan #ratslovers o #roachlovers. Está bien velar por que las mascotas y animales en general tengan una vida feliz o lo menos dolora posible. Aquí la gente es muy activista mostrando a sus consentidos y fomentando la adopción de perritos de la calle. Aquí buscan mostrar su lado más tierno y humano mientras se hacen de la vista ante el mendigo cojo y piojoso que está muriéndose en la calle. Hitler, otro amante de los animales, los mandaría al horno, sin duda.
Los retos siempre han existido entre los seres humanos, en especial entre hombres jóvenes. Antes era para probar quién arrojaba una piedra más lejos o quién cargaba mayor peso. Ahora es cuántos se atreven a grabarse mientras alguien les arroja una cubeta con miles de hielos, cuantos se dejan maquillar por la novia, cuántas exhiben su toalla higiénica menstruada o muestran con orgullo las estrías del trasero, etc. Esto lleva al desmayo a muchos de nosotros, ni qué decir a nuestros abuelos.
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