Uno de los mayores mitos que existen en nuestra sociedad es la creencia sobre que existen más hombres promiscuos que mujeres, más infieles y que, al contrario, las mujeres son más leales, más dadas a la monogamia, etc. La realidad es que existe un porcentaje abrumadoramente mayor de mujeres promiscuas que hombres y aquí cinco razones:
Salvo notables excepciones, en todo el reino aninal (humanos incluidos) el macho es el componente activo del cortejo mientras que la hembra el pasivo. Es decir, el macho se ofrece, la hembra dispone. Si has gastado gran parte de parte tu vida yendo a antros con la intención de conseguir sexo casual, de seguro has notado que hay muchos más hombres que mujeres, como el doble o incluso el triple.
Y de todas las mujeres disponibles para el sexo, la mayoría ha desaparecido al final de la noche emparejada con el respectivo hombre que consiguió "entrarle". Es decir, practicante todas las asistentes follarán esa noche frente a un número reducido de hombres que lo harán junto a ellas. Los demás a seguir bebiendo o a recurrir a la mano.
Cuando eres tú quien recibe las ofertas, puedes elegir y despreciar, el otro sólo conformarse con lo que queda o asumir la nada.
La hipergamia es una tendencia animal que se cumple en casi todos los grupos de fieras. Es la tendencia de la hembra por buscar al macho más apto, al que demuestre mayor aptitud para proveerla y protegerla, esas son virtudes que el macho debe transmitir tanto en su aspecto como en sus acciones.
De ahí que, así como en la prehistoria sólo los más fuertes y hábiles en la caza y lucha tenían acceso a las mujeres, en nuestro tiempo los musculosos, los adinerados y de personalidad fuerte (o los que tienen las tres cosas a la vez) son los que más bragas mojan y, por ende, más copulan.
No hace falta profundizar mucho para comprender que de toda la masa de machos, sólo una pequeña parte posee lo que al sexo femenino le parece atractivo. Mientras que casi cualquier hombre excitado aceptaría tener sexo con casi cualquier mujer que no sea gorda ni tan fea, una mujer pondrá muchos peros para aceptar a un varón en su cama. Su exigencia para aprobar a un macho es mucho mayor.
Casi siempre ni ella misma se da cuenta de su actitud, ya forma parte de sus genes. Como cereza al pastel, los estudios genéticos han comprobado que los humanos actuales descendemos de sólo el 20% de los hombres primitivos, pero que sin embargo compartimos los genes del 80% de las mujeres primitivas ¿te das cuenta? Ese mismo patrón se cumple en muchas otras especies.
Es muy difícil que una mujer reconozca ser sexualmente activa con más de un hombre. Eso es algo que por lo general sólo se lo confía a amigas cercanas o a veces ni eso. La razón es porque una mujer promiscua es mal vista tanto por hombres como por mujeres.
Ese juicio hacia la promiscuidad femenina tiene un trasfondo cultural, pero también natural e inconsciente: la mujer, mientras más promiscua sea, más incumple con su mandato hipérgamo y significa para el hombre un mayor riesgo de que termine criando a un hijo que no es fruto de su esperma. Si el hombre conoce el pasado promiscuo de una mujer, pasaría de ella.
Con el hombre pasa todo lo contrario que con la mujer: él exagera sobre su vida sexual o incluso puede llegar a inventarsela por completo si es que no tiene una. Un hombre con éxito sexual es valorado por los hombres y, aunque no lo quieran admitir, también las mujeres.
Nuevamente, aquí no sólo hay un trasfondo cultural, sino también natural. Uno de los tantos métodos inconscientes que usa una mujer para evaluar y filtrar hombres es su aceptación entre el público femenino. Si es un "friki" que transmite virginidad y nunca anda de la mano con chica alguna, ella capta que eso se debe a algo, que no es apto.
Un hombre miente sobre su vida sexual para parecer un ganador frente a los hombres y un semental frente a las mujeres. De todos los que se asumen como tal, sólo un pequeño porcentaje es honesto.
Leyendo y comprendiendo los puntos anteriores ya es posible entender este. Son las mujeres quienes más esparcen el mito de que los hombres son unos perros, unos promiscuos y unos insensibles. Al ser sólo una minoría de hombres los que logran acaparar a la mayoría de mujeres, ellas bañan a toda la población masculina de la reputación que tiene ese grupo "selecto". En pocas palabras, el 80% de hombres no existe para ellas. Así es la naturaleza.
Conclusiones irrefutables:
_ Existe un número inmensamente mayor de mujeres promiscuas que de hombres promiscuos.
_ Los hombres promiscuos son más activos que las promiscuas, pero a la vez son menos en número.
malditase la realidad es que estoy aqui masturbandome,
ResponderEliminarInteresante punto de vista que desconocía (obviamente por culpa de las mujeres).-
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