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lunes, 25 de diciembre de 2017

Navidad cuando eres niño VS Navidad cuando eres grande (5 diferencias)

Cuando eres niño:




1- Te emociona armar el arbolito

Abrir una vez al año la caja de arbolito, desempolvar sus piezas, armarlo, ponerle sus adornos, etc, es mágico. Toda esta faena es preciosa y la acompañas de unos villancicos. El sentimiento de relajo y emoción aumentan poque el año escolar terminó y te esperan algunos meses de puro ocio con tus amigos.

2- Esperar hasta medianoche es todo un ritual

El sueño no te invade, solo la más pura emoción de que tan esperado momento llegue. Y cuando llega, tu vida es similar a esas películas de navidad que dan por cable.

3- Gritar "Feliz Navidad" es todo un privilegio

Llegan las doce, corres por toda la casa, saludas a todos con un sonoro "Feliz Navidad" y luego sentirás un poco de pena porque deberás esperar un año para repetirlo.

4- Muchos regalos te esperan bajo el árbol

Vamos, es lo que más estuviste esperando: ropa nueva, las figuras de acción de tus personajes preferidos, una mascota, lo que sea que te guste. Esa es tu noche, de nadie más.

5- Disfrutar de los fuegos artificiales es un espectáculo

Qué locura ver esos colores estallar en los cielos, es como estar en el cine.


Cuando eres grande:




1- Es un trabajo más para el que casi no hay tiempo

El fin de semana, luego de una semana estresante de trabajo, es la única oportunidad para armar el árbol. Este ya está viejo; algunas partes están gastadas o algo rotas, por lo que deberás renovarlo el siguiente año (si te acuerdas de ello). Empiezas a armarlo con desgano, y solo te motivas a ratos no a causa de tu presente, sino de los recuerdos que llegan a tu memoria: tu infancia feliz armándolo. De ahí proviene tu motivación para ello.

2- Esperar hasta medianoche es solo una tradición

La cual respetas por algún motivo que no logras precisar (tampoco te importa definirlo). Por momentos te da sueño y haces tu vida con total normalidad. No hay mucha emoción de por medio, solo algunos rezagos mínimos de cuando eras niño.

3- Saludar a todos te resulta agotador

Saludar a todos los miembros de tu familia y hacerles conversación al respecto te parece cansino. Para colmo, no puedes olvidar a los compañeros de trabajo y demás amistades. Sin embargo, siempre puedes optar por saludar a la mayoría al día siguiente e inventarte cualquier excusa por el retraso.

4- Tú debes dar regalos

Y con suerte, deberás conformarte con que alguien te regale una corbata, unos audífonos o una billetera.

5- Los fuegos artificiales están durando mucho

No puedes dormir ¿y si el perro se muere del susto?

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