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Las mujeres están justo en ese apetecible intermedio entre la adolescencia y la juventud adulta. Están a puertas de su edad de oro, aunque para una parte de la población masculina ya se encuentran en parte de ella a partir de los 16 (solo que se dice poco por ser políticamente incorrecto). En esta parte de su vida sus criterios de selección sobre el sexo masculino se basan principalmente en el físico y, aunque no dejan de lado una personalidad atrayente, ésta no tiene tanto peso como sí lo tendrá en los dos siguientes rangos. Por eso es tan común que sus novios sean para ellas "los mejores" y tan solo un día después de la ruptura sean unos "completos imbéciles y fracasados" que no pueden ver ni en pintura nunca más.
2- De los 20 hasta los 25 años aproximadamente
Es el rango de edad donde la mujer goza de un poder de atracción sexual que nunca antes tuvo ni volverá a tener. Es capaz de atraer a hombres de 13 a 90 años sin mover un solo dedo, por lo que ninguna mujer mayor de 26 años está en capacidad alguna de hacerles frente en ese aspecto, pues sale derrotada de forma más que olímpica.
En esta invaluable etapa la mujer aumenta las variables que considera importantes en un hombre, siendo éstas un intermedio entre la "sencillez" de sus últimos años adolescentes y los exigentes requisitos que demandará durante el resto de su juventud. El físico sigue siendo importante, pero ya no en igual intensidad, sino que empieza a adquirir un peso mayor la personalidad y van ganando notoria importancia otras cualidades como el estatus social del hombre y/o la capacidad para subir de nivel social.
Durante los siguientes años esa tendencia materialista (en el sentido popular de la palabra) va a ir en aumento, y si fuera por ellas aumentaría sin parar, pero para su desgracia todo tiene un límite y (estrepitosa) caída.
3- De los 25 a los 30 aproximadamente:
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En otros tiempos el grueso de la población femenina en este rango de edad ya estaría casada o próxima a ello, pero hoy en día es bastante común que chicas en este rango etáreo sigan solteras y recién empiecen a sentir una ligera comezón biológica y social, que les dice que ya es tiempo de pensar en formalizar en un futuro cercano y no dejar que los años sigan pasando.
Sea como fuere, aquí las mujeres le dan cada vez más importancia a la personalidad y decencia económica de una posible pareja, por lo que quedan completamente descartados los chicos con desempleo o inestabilidad laboral (salvo para un simple polvo si les parece muy guapo), siendo considerados como un hombre potencial solo los que ostenten una billetera más gruesa que la propia (y mientras más evidente, mejor).
Mientras más cerca a la treintena menos importante será el físico del hombre, pero más vital será su nivel económico. Incluso la personalidad, aunque aún es demasiado importante, ya es "un poco menos crucial" que en el lustro anterior, lo que será muy benéfico para el hombre promedio en los siguientes años de la susodicha.
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Incluso para tiempos tan liberales como los que vivimos sigue siendo curioso que una mujer llegue a estas instancias sin haberse estabilizado con un hombre. Es más, ni siquiera es necesario que la sociedad en general busque avergonzarlas, ellas solitas sienten una alarma que suena más fuerte mientras más cerca están los 40 años, se critican entre ellas y muchas ganan una desesperación que otros van notando, llegando algunas a parecerse a los chicos de hormonas alborotadas de quienes tanto se burlaban y despreciaban diez o quince años atrás.
Aquí las mujeres quisieran ser igual de exigentes que antes, y teniendo en cuenta que muchas a esas edades gozan de estabilidad laboral y algunas de un éxito notorio, desearían elevar sus exigencias a grados cósmicos. Así muchas sienten que tienen el derecho moral de tener al lado a un hombre notable en todas las facetas: atractivo físico, personalidad arrolladora, éxito monetario, pericia sexual, etc.
Sin embargo, la nueva realidad les irá obligando cada año a bajar sus expectativas. Van notando que de forma "casi repentina" los hombres han desaparecido. Muy pocos las miran como a una mujer y quienes lo hacen suelen ser las migajas (los feos y desempleados que ninguna quiere en su vida) o los morbosos que solo las ven como objeto sexual para usar y tirar (y para ellas ese tiempo ya pasó, ya lo disfrutaron hasta hartarse).
Asimismo, se sienten de alguna forma traicionadas al ver que "los hombres de verdad" (de más o menos su misma edad, con atractivo y estabilidad financiera) van detrás de las veinteañeras, salen con ellas o incluso las tienen de novias. Ahí nacen mantras como "no hay hombres", "los hombres prefieren chiqullas por inmaduros y machistas", "son unos Peter Pan", etc. No entienden que lo único que está pasando es lo siguiente: mientras su tiempo de oro ya pasó, el de ellos recién está empezando y, pues claro, le están sacando provecho.
Ante esta dura realidad muchas mujeres entran en una fase de negación (e incluso de cierta locura) por lo que ingresan a cuadros diferentes: algunas regresionan y viven una "segunda vida loca" con algunos hombres migaja o el grupo de hombres que solo las quieren usar una vez en la cama. Otras aún conservan la cabeza fría y creen poder conseguir un hombre bueno sin muchos problemas. Para ello rebajan sus expectativas sobre el físico del varón casi al mínimo (ahora importa poco si es regordete y/o calvo), también se vuelven menos exigente en cuanto a la personalidad (tiene que conformarse con el "nerd" del instituto que ahora es alguien), pero nunca, jamás de los jamases, estará dispuesta a aceptar a un billetera flaca.
Al final de este camino hay dos grandes grupos: las que acaban solteras y criando gatos, y las que se casan pero viven insatisfechas y se convierten en potenciales pone cuernos o iniciadoras de un futuro divorcio inmisericorde. Solo unas pocas logran tener un matrimonio feliz.
5- De los 45 a más:
A esta edad toda mujer "normal" es casada, divorciada o viuda, casi ninguna puede estar con el cuento de "estar de novia" a menos que se trate de una que aceptó a un hombre de al menos 65 años para no quedarse sola, o que sea una Madonna o Tigresa del Oriente que atrae algunos chiquillos vagos y metrosexuales por su dinero. En esta etapa solo hay tres tipos de solteras entre las mujeres promedio; las que quedaron locas y amargadas; las que aceptaron su soltería con madurez y siguen su vida; y las que, de tener la remota oportunidad, aceptarán a cualquier hombre amable y saludable (lo que pudieron haber conseguido toda su vida anterior).
Aquí las mujeres quisieran ser igual de exigentes que antes, y teniendo en cuenta que muchas a esas edades gozan de estabilidad laboral y algunas de un éxito notorio, desearían elevar sus exigencias a grados cósmicos. Así muchas sienten que tienen el derecho moral de tener al lado a un hombre notable en todas las facetas: atractivo físico, personalidad arrolladora, éxito monetario, pericia sexual, etc.
Sin embargo, la nueva realidad les irá obligando cada año a bajar sus expectativas. Van notando que de forma "casi repentina" los hombres han desaparecido. Muy pocos las miran como a una mujer y quienes lo hacen suelen ser las migajas (los feos y desempleados que ninguna quiere en su vida) o los morbosos que solo las ven como objeto sexual para usar y tirar (y para ellas ese tiempo ya pasó, ya lo disfrutaron hasta hartarse).
Asimismo, se sienten de alguna forma traicionadas al ver que "los hombres de verdad" (de más o menos su misma edad, con atractivo y estabilidad financiera) van detrás de las veinteañeras, salen con ellas o incluso las tienen de novias. Ahí nacen mantras como "no hay hombres", "los hombres prefieren chiqullas por inmaduros y machistas", "son unos Peter Pan", etc. No entienden que lo único que está pasando es lo siguiente: mientras su tiempo de oro ya pasó, el de ellos recién está empezando y, pues claro, le están sacando provecho.
Ante esta dura realidad muchas mujeres entran en una fase de negación (e incluso de cierta locura) por lo que ingresan a cuadros diferentes: algunas regresionan y viven una "segunda vida loca" con algunos hombres migaja o el grupo de hombres que solo las quieren usar una vez en la cama. Otras aún conservan la cabeza fría y creen poder conseguir un hombre bueno sin muchos problemas. Para ello rebajan sus expectativas sobre el físico del varón casi al mínimo (ahora importa poco si es regordete y/o calvo), también se vuelven menos exigente en cuanto a la personalidad (tiene que conformarse con el "nerd" del instituto que ahora es alguien), pero nunca, jamás de los jamases, estará dispuesta a aceptar a un billetera flaca.
Al final de este camino hay dos grandes grupos: las que acaban solteras y criando gatos, y las que se casan pero viven insatisfechas y se convierten en potenciales pone cuernos o iniciadoras de un futuro divorcio inmisericorde. Solo unas pocas logran tener un matrimonio feliz.
5- De los 45 a más:
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A esta edad toda mujer "normal" es casada, divorciada o viuda, casi ninguna puede estar con el cuento de "estar de novia" a menos que se trate de una que aceptó a un hombre de al menos 65 años para no quedarse sola, o que sea una Madonna o Tigresa del Oriente que atrae algunos chiquillos vagos y metrosexuales por su dinero. En esta etapa solo hay tres tipos de solteras entre las mujeres promedio; las que quedaron locas y amargadas; las que aceptaron su soltería con madurez y siguen su vida; y las que, de tener la remota oportunidad, aceptarán a cualquier hombre amable y saludable (lo que pudieron haber conseguido toda su vida anterior).
Notable articulo. Gracias!
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